En una ocasión después de narrar a una clase de segundo de la ESO, su profesora me dijo: ‘vaya silencio’. Sin duda un gran piropo para mí que disfruto tanto de crear ese espacio vacío donde puedan surgir las historias.

Historias populares, donde los personajes hagan cosas inesperadas: aldeanas que se vuelven diablos, ancianas que se resisten a morir, erizos que resultan ser okupas…

Historias literarias, de Roald Dalh, a quien el título de la sesión hace referencia, de Elvira Lindo, de Juan José Millás pero también de nuestro romancero o incluso del libro de Buen Amor, para tratar de abrir puertas, de mostrar lo viva que está la literatura.

Todas ellas en diálogo constante con el público, con su participación y colaboración para construir entre todos un mundo sólo con palabras.