Lectura en la escuela: 5 ideas de grandes lectores y lectoras

El pasado 6 de septiembre empezamos el club de lectura de la biblioteca  municipal José Saramago de Rivas Vaciamadrid. El objetivo de la sesión era reencontrarnos después del verano y conocer a los nuevos miembros del club. En la charla sobre las lecturas, salió el tema de la lectura en la escuela y surgió un debate muy  interesante. Así que agarré papel y lápiz y me puse a apuntar todo lo que pude aunque no daban tregua. A sólo dos días de la vuelta al cole encontraron una experiencia que les era común y había muchísimo que decir.

El espectro escolar de estos niños y niñas (entre los 10 y los 12 años) cubría todo el oferta posible: desde un colegio privado religioso sólo para niñas hasta colegios concertados de pedagogías renovadoras, pasando por colegios privados laicos y públicos de la zona.

Lo más curioso es que dentro de esta variedad educativa coincidían en al menos 5 cosas:

  1. Las bibliotecas de los centros no se usan todo lo que se podrían usar porque no tienen personal bibliotecario.

Las hay muy bonitas pero habilitadas sólo con enciclopedias y libros ‘muy antiguos’. Las hay muy destartaladas y las hay muy interesantes pero abren en un horario muy restringido o no permiten sacar los libros. Algunos de estos lectores y lectoras tenían privilegios especiales y o bien sus profes o el personal administrativo les permitía sacar libros fuera de horario. La mayoría se quejaba de que en los recreos su uso parece ser limitado ‘¿por qué no podemos pasarnos el recreo leyendo? 

  1. Las bibliotecas de aula tienen materiales escasos

En general se quejan de que estos libros, que son a los que tienen acceso más directo,  no tienen propuestas interesante, son viejos o no acordes a su nivel de lectura. En general, tienen libros recomendados para su edad pero como decía una de las participantes ‘yo leo libros para 12 años, para 18 o para 4, yo leo de todo’ y esta variedad nos se contempla en la biblioteca de aula.

  1. Preferirían leer libros de casa

Aunque la mayoría no tenía lecturas obligatorias sí que existía, en la mayoría de los casos, la obligación de leer los libros del  aula. De los libros que tienen que leer el trimestre (3, 4… ) un número elevado tenía que ser de los del aula. Esta vieja lucha de los alumnos y alumnas lectores, la libré personalmente durante toda la primaria y, curiosamente, una niña que asiste al mismo colegio al que yo iba sigue peleando por lo mismo  30 años después.

  1. La lectura en voz alta de un trozo cada uno es un aburrimiento mortal.

La queja general  es que los compañeros leen lento, no entonan y se hace difícil la comprensión lectora. ‘Yo desconecto hasta que veo que le toca a mi compañero y entonces me sumo a la lectura’ incluso otra de las participantes decía ‘Yo voy leyendo el libro a mi ritmo y cuando me toca voy para atrás y después sigo‘. En mi afán porque su crítica aportara también soluciones les pregunté ¿y si fuera el profesor el que leyera en voz alta? y aquí sí todos coincidían que esta sería una buena solución.

  1. Las fichas de lectura no nos gustan

En este punto estaban completamente de acuerdo. Hacer una ficha de lectura es una aburrimiento sin sentido que ‘desanima a los niños a leer’. Una lectora voraz añadía ‘yo ya se lo dije a la profe: no pienso hacer fichas de lectura, si tu sabes de sobra que yo leo‘. Incluso en algunos de los coles donde la ficha de lectura podía ser cualquier tipo de trabajo sobre el libro, como por ejemplo, una maqueta, no parecía gustarle a casi nadie : ‘a mí me divierte hacerlo pero a la mayoría de mi clase no querría‘.

El sentido mismo de las fichas de lectura también se cuestionó y uno de los participantes, que siempre tiene respuestas muy agudas, comentó: ‘yo creo que las fichas de lectura son una excusa para ponerte a trabajar‘  y remataba ‘yo creo que los profes no quieren que nos guste leer‘.

En un sólo caso se comentaba que la devolución sobre la lectura se hacía de modo oral al profesor con el que se comentaba la lectura. Esto pareció una buena solución siempre y cuando el comentario se hiciera de tú a tú con el profesor porque ‘hay muchos niños y niñas que no les gusta hablar en público‘ y porque ‘tampoco todo el mundo tiene que enterarse de lo que estás leyendo‘.

Este último comentario me dejó hizo reflexionar sobre el derecho a la privacidad de la lectura y salí del taller pensando que hay que ver lo que se aprende trabajando con grandes lectores y lectoras.

 

Si te interesan los clubes de lectura, actualmente realizo dos.

Biblioteca José Saramago (Rivas Vaciamadrid)- Un viernes al mes- Información en la biblioteca: 91 6666506

Biblioteca Pablo Neruda (Arganda del Rey)- Miércoles quincenalmente- Información en la biblioteca: 91 8711344